Como siempre, lo único que logró calmarme fue su abrazo. ¿Y cómo no calmarme? ¿Cómo no ser feliz entre sus brazos?
Quedar atrapada, y que me rodeen suavemente, como si se tratara de una muñeca de porcelana… Sentirme pequeña a su lado, insignificante, tan sólo una niña que necesita protección, soltarme por un momento de mi armadura de hierro, y por una vez estar a merced de alguien… con toda mi confianza puesta en él, en esa persona… dejando que me invada esa sincera necesidad de amor y protección que nunca dejo que entre en mí.
Tan solo dejar de ver el mundo, olvidarlo… y hundirme entre sus brazos, en el mar de mis pensamientos, sintiendo su perfume, que trae tantos recuerdos.
Y al fin, alejarme unos centímetros… toparme con su mirada. Algo mágico cada vez que sucede, un encuentro de dos polos opuestos, de dos miradas que jamás esperaron encontrarse de esa forma…
20/12/10 ~ 20/05/11
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